Este era un
gallo, un gallo muy presumido, muy presumido, y le
había
mandao
una carta su
tío Perico, que
se iba a
casar y que le
invitaba a
la boda. Entonces se puso todo
chulo, todo guapo, se
lavó bien
las plumitas y ya iba cantando por
el camino tan contento;
pero de
repente pues vio un
mudadal
, y, claro,
le tiró la idea de
picar en él.
Y decía:
—¿Que haré
yo? Sí pico, me mancho
el pico, y
tengo que ir a la
boda de mi
tío Perico y tengo que ir muy limpito.
Pero picó;
picó y se manchó el pi
quito, y
entonces se entristeció
todo. Se lo
limpió con unas hierbas,
y nada, no se
le quitaba. Iba
todo triste,
todo triste:
—Ay, ay, que
tengo que ir a la boda mi
tío Perico y
tengo que ir muy
limpito.
Y se
encontró una malva, y dice:
—Malva, ¿no
me podrías limpiar el pico, que tengo que ir a la boda
de mi tío
Perico y tengo que ir muy limpito?
Y dice:
—¡No quiero!
Entonces
dice:
—Bueno, pues
me voy para allá.
Se va
andando todo tris
te, todo
triste, y se
encontra
una oveja. Y
dice:
—Oveja, come
a malva, que la
malva no ha
querido limpiarme el
pico, y
tengo que ir a la boda de mi tío Perico y tengo que ir muy
Dice:
—¡No quiero!
Dice:
—Bueno, pues
me voy para allá.
Iba andando,
andando, andando,
y se
encontró un lobo.
Dice:
—Lobo, come
a oveja, que oveja no ha querido comer a la malva y
la malva no
ha querido limpiarme el
pico; tengo
que ir a la boda de
mi tío
Perico y tengo que ir muy limpito.
Dice:
—No quiero.
Entonces va
andando, andando, an
dando, y se
encuentra un palo:
—Palo, pega
al lobo, que el lobo no ha querido comer a oveja, oveja
no ha
querido comer a la malva y la malva no ha querido limpiarme
el pico, y
tengo que ir a la boda de
mi tío
Perico, que tengo que ir
muy limpito.
Dice:
—No quiero.
—Bueno, pues
me voy para allá.
Y todo
triste el pobre gallito,
sigue
andando, y se
encuentra
una
lumbre.
Dice:
—Lumbre,
quema al palo, que el pal
o no ha
querido pegar al lobo,
el lobo no
ha querido comer a oveja,
oveja no ha
querido comer a la
malva y
malva no ha querido limpiarme
el piquito,
que tengo que ir a
Dice:
—¡No quiero!
Entonces va
más allá, más allá,
más allá, y
se encuentra un arroyo.
—Agua, apaga
la lumbre, que la lumbre no ha querido quemar al
palo; el
palo no ha querido pegar al
lobo, el lobo
no ha querido
comer a
oveja, oveja no ha querido comer a la malva y la malva no
ha querido
limpiarme el pico, que tengo que ir a la boda de mi tío
Perico y
tengo que ir muy limpito.
Dice:
—No quiero.
Dice:
—Bueno, pues
entonces me limpiaré yo solo.
Se agachó el
pobre a limpiarse el
pico en el
agua y, ¡bam!, se cayó.
Y va y la
corriente le llevaba.
Vinieron las
doncellitas de su tío
Perico a por
agua
pa
hacer la
comida,
le
vieron,
le
cogieron,
le
pelaron,
le
guisaron con
arroz y en las
bodas de su
tío Perico el
pobre
gallito allí terminó.
Narrado por
Felicidad Carretero (57 año
s), Valbuena
de Duero (Valladolid).
Recogido por
Joaquín Díaz
en 1984 y
publicado en
Cuentos en
castellano
,
Madrid: De
la Torre, 1988, págs. 109-111.
Fuente: http://www.museo-etnografico.com/pdf/quirico2.pdf
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